En los niños, al igual que los adultos, es muy conveniente realizar una revisión podológica a partir de los 3-4 años. Una forma de pisar incorrecta puede tener repercusiones en su desarrollo corporal, produciendo anomalías en su equilibrio osteo-muscular.
Un diagnóstico precoz de posibres deformidades o marchas anormales sería de vital importancia para prevenir dicho desequilibrio y pode ser corregido durante su fase de crecimiento y formación.